Un necio gritó a un sabio:
-¡Tonto, tonto!-
y le reclamó porque no se había defendido,
a lo que el sabio dijo:
-Los hombres ligeros de pensamiento ven ligerezas en el
resto de los hombres,
así como los sabios ven grandes profundidades.
Entonces ¿qué sentido tiene pelear con un tonto?
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